Pequeño homenaje en fotos al Valle alto del Lozoya (clic en la imagen para ver el álbum):
Las nieves, los contraluces, los reflejos, el horizonte.
La madera, el óxido, la piedra, la teja.
El frío en la cara, la brisa, el sol, el calor en la espalda.
El olor del prado, el sonido del arroyo.
Peñalara...
Hay muchas cosas que hacen de este valle un lugar mágico. Tiene un magnetismo que me pone un nudo en la garganta al pensar que algún día puede que me tenga que ir y perder de vista la montaña más bonita que he visto en mi vida.
Si algún día me voy de aquí será por pura necesidad. Ojalá pueda quedarme para siempre.
miércoles, 11 de marzo de 2009
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